En la compleja red de corrupción que permea diversas instituciones, los "sellos de goma" emergen como una herramienta discrecional y carente de controles efectivos. Estos actos administrativos, que deberían garantizar transparencia y legalidad, se convierten, en muchos casos, en el terreno fértil para prácticas corruptas.
Un ejemplo paradigmático de esta conexión entre sellos de goma y corrupción se revela en la denuncia sobre la compra de informes de buena conducta en cárceles argentinas.
La trama de la corrupción en cárceles
Según un informe presentado por Jorge Lanata en Periodismo Para Todos, se destapa un sistema de corrupción arraigado en las cárceles, facilitando la compra de informes de buena conducta. Este acto administrativo, en apariencia rutinario, se convierte en un sello de goma cuando su tramitación carece de controles efectivos y mecanismos objetivos, permitiendo la manipulación y venta de estos certificados.
El descontrol como caldo de cultivo
Luis Cayuela, miembro de la Cámara de Apelaciones de San Isidro, señala contundentemente que el descontrol en este proceso es innegable, generando un terreno propicio para la corrupción. La falta de supervisión adecuada permite que individuos inescrupulosos operen dentro del sistema penitenciario, socavando la integridad de los informes de buena conducta.
Los presos como piezas clave
La denuncia revela cómo los presos son utilizados como instrumentos para generar estos sellos de goma, específicamente a través de la emisión de certificados de buena conducta que posibilitan salidas transitorias. David Nievas, un ex detenido, expone que se puede obtener un informe favorable por una suma considerable de dinero. La discrecionalidad en la emisión de estos documentos se traduce en un mercado negro donde la ética queda eclipsada por la ganancia personal.
La corrupción como generadora de exclusión e inseguridad
Luis Cayuela subraya que esta corrupción no solo implica un desvío ético sino que también alimenta la exclusión y la inseguridad en la sociedad. Cuando los informes de buena conducta pueden comprarse, la confianza en la efectividad del sistema penitenciario se desmorona, afectando directamente la seguridad de la población.
Conclusiones
Los sellos de goma, en forma de informes de buena conducta obtenidos a través de prácticas corruptas, revelan la fragilidad de los controles administrativos en las cárceles argentinas. Es imperativo establecer mecanismos más rigurosos, transparentes y objetivos para evitar la discrecionalidad que genera corrupción. La lucha contra esta problemática no solo preserva la integridad de los actos administrativos, sino que también contribuye a la construcción de un sistema penitenciario más justo y confiable.
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