Por un monto total de 3.748.082,76 dólares estadounidenses, el Ministerio de Seguridad de la Nación aprobó la adquisición de un conjunto de licencias de software de la empresa MSLI Latam Inc., afiliada directa de Microsoft Corporation, mediante un procedimiento de "Adjudicación Simple por Exclusividad". La operación, encuadrada en el expediente EX-2025-32576993- -APN-DCO#MSG, fue formalizada a través del proceso 347-0003-CDI25 y contempla la provisión de licencias para el Ministerio y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
El
pliego de bases y condiciones, elaborado por el
Director General de Tecnología Informática Jorge Adolfo Teodoro, fue promovido bajo el argumento de exclusividad, citando un convenio marco firmado en 2010 entre la Jefatura de Gabinete de Ministros y MSLI Latam Inc. Según el documento, esta empresa es la única autorizada para otorgar licencias Microsoft bajo el esquema de “Enterprise” en Argentina.
La iniciativa fue refrendada sin objeciones por otros altos funcionarios con poder decisorio en el proceso, entre ellos:
-
Dra. Patricia Bullrich (Ministra de Seguridad Nacional),
-
Mag. Martín Siracusa (Secretario de Coordinación Administrativa),
-
Cdor. Gustavo Luis Gavassa (Subsecretario de Gestión Administrativa),
-
Cdora. Silvia M. E. Turetzky (Directora General de Administración),
-
Dra. Ayelén Mussi Mayan (a cargo de la Dirección de Compras).
El contenido del pliego revela que gran parte del monto está destinado a licencias de ofimática (Microsoft 365 E3, E5 y F3), sistemas operativos, herramientas de analítica (Power BI), bases de datos (SQL Server) y otras soluciones corporativas como Azure y Dynamics 365.
Pese a los fundamentos esgrimidos en favor de la contratación directa, diversos especialistas y sectores críticos alertan sobre el riesgo de cartelización y dependencia tecnológica que implica este tipo de adquisiciones exclusivas, más aún en un contexto donde existen alternativas libres y de código abierto que podrían cumplir funciones equivalentes a una fracción del costo. Suites ofimáticas como LibreOffice, sistemas operativos como Linux, y plataformas de analítica de datos como Metabase o Superset, entre otras, han demostrado eficacia en entornos gubernamentales de múltiples países.
La ausencia de un análisis comparativo o estudio de factibilidad tecnológica en el expediente, así como la falta de evidencia sobre una evaluación seria de
alternativas de menor costo o licenciamiento abierto, despierta sospechas sobre la transparencia del proceso y refuerza la percepción de una
adjudicación dirigida y sin controles reales.
La decisión de renovar licencias por tres años con cláusulas de pago en cuotas anuales y condiciones que derivan en licencias perpetuas para algunos productos, refuerza además la noción de una estructura diseñada para asegurar una relación prolongada y dependiente con un único proveedor, en un sector altamente dinámico y competitivo.
Situación similar sucede con la Resolución N.º 140/ASINF/24 publicada en el Boletín Oficial, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por una contratación directa por USD 8,1 millones para la renovación de licencias de Microsoft para el período 2024-2027. Situación similar sucede en México con la adjudicación directa, identificado como 41100100-AD063-21-063 por la licencia de productos de software Microsoft bajo el esquema Enterprise Agreement Servidor y Nube. Este contrato se hizo por un monto de 362 mil dólares para la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) según reporta Diario Basta.
En paralelo a estas decisiones de gasto millonario en licencias de software privativo, las fuerzas federales enfrentan una profunda crisis salarial. El personal policial y de seguridad cobra haberes muy por debajo de la media salarial nacional, lo que ha generado situaciones de endeudamiento masivo entre los efectivos, quienes muchas veces deben recurrir a créditos personales o préstamos informales para cubrir gastos básicos.
Esta precariedad económica ha provocado un creciente malestar interno y un fenómeno cada vez más notorio: un aumento sostenido en las solicitudes de baja voluntaria y renuncias. La falta de incentivos, sumada a condiciones laborales exigentes y al deterioro del poder adquisitivo, ha hecho que muchos agentes opten por dejar la fuerza, lo que compromete seriamente la operatividad y continuidad institucional de las fuerzas federales.
A su vez han crecido los reclamos por falta de servicios de salud, por ejemplo la Superintendencia de Bienestar de la Policía Federal Argentina, organismo que depende del Ministerio de Seguridad Nacional, cada vez se enfrenta a más reclamos y demandas por falta de atención y pago a proveedores, cómo también la Caja de Retiros que continuamente debe responder en tribunales por falta de respuesta a reclamos.
Desde una perspectiva institucional, esta operación genera preocupación respecto al uso de recursos públicos en contrataciones que podrían revisarse, diversificarse y transparentarse. El llamado a evitar la concentración y promover la soberanía tecnológica en la administración pública vuelve a resonar con fuerza ante este tipo de decisiones que consolidan el poder de las grandes corporaciones en detrimento del desarrollo de soluciones locales y abiertas.