En el marco de los alegatos del juicio oral por el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner —conocido como “Causa Sabag Montiel” (TOCF N°6)—, el abogado querellante José Manuel Ubeira realizó una afirmación que ha sido señalada como errónea y carente de rigor. Durante su exposición, expresó: “El actual presidente de la Nación dijo que él le iba a poner el último clavo en el cajón al kirchnerismo con Cristina Fernández de Kirchner adentro”. Sin embargo, la frase original atribuida a Javier Milei fue: “Me encantaría ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”.
La diferencia entre ambas expresiones no es meramente gramatical: en la original, Milei manifiesta un deseo hipotético (“me encantaría”), mientras que en la reformulación de Ubeira se transforma en una afirmación de intención futura (“iba a poner”), modificando el sentido y alcance de la declaración. Esta alteración implica una tergiversación que, en el contexto de un proceso judicial, reviste especial gravedad. En la etapa de alegatos, las partes deben ceñirse a los hechos y pruebas incorporados a la causa, evitando introducir elementos ajenos o incorrectos que puedan influir en la percepción del tribunal.
Desde el punto de vista de la ética profesional, la incorporación de datos erróneos en un alegato no solo afecta la credibilidad del letrado, sino que puede interpretarse como una conducta contraria a los deberes de veracidad y objetividad exigidos a los abogados. Además, la inclusión de afirmaciones tergiversadas podría ser considerada un agravio hacia la persona aludida, con eventuales derivaciones en el plano disciplinario o incluso en acciones civiles por daño moral. Este tipo de manifestaciones no se encuentra amparado por el derecho de la querella, cuyo rol procesal exige argumentar con base en hechos debidamente acreditados y respetando la integridad de las declaraciones citadas.
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