sábado, 25 de enero de 2025

La Seguridad en Buenos Aires: Entre la Subjetividad y la Profesionalidad

El funcionario de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, ha generado controversia al presentar una visión que prioriza la interpretación subjetiva sobre los datos objetivos en el abordaje de la seguridad pública. Sus declaraciones recientes, en las que cuestiona la validez de ciertas estadísticas y enfatiza la influencia de la percepción ciudadana, han sido objeto de debate en diversos sectores.

En una conferencia, Alonso señaló que la difusión de estadísticas, como las relacionadas con la tasa de homicidios en el conurbano bonaerense, puede estar "distorsionada" y afirmó que “no es cierto” que la región esté “descontrolada.” Según el funcionario, el aumento de la percepción de inseguridad estaría vinculado a la proliferación de información en tiempo real proporcionada por teléfonos y cámaras. “Puede ser que haya una percepción que tenga que ver con que hoy en día, gracias a los teléfonos y a las cámaras, te enterás de todo lo que pasa. Antes no existía esa cantidad de información en tiempo real”, argumentó Alonso.

Sin embargo, este enfoque plantea desafíos importantes para la gestión profesional de la seguridad. Al reducir la cuestión a una “percepción” o “sensación” de inseguridad, se deja de lado la importancia de trabajar con datos concretos, como tasas delictivas verificadas y mediciones comparativas. Este giro hacia lo interpretativo recuerda las políticas impulsadas durante administraciones anteriores, que priorizaron un enfoque subjetivo en temas clave como la seguridad, la economía y otros aspectos de la vida pública.

Consecuencias de Ignorar los Datos Objetivos

La insistencia en que todo puede ser "interpretado" puede tener consecuencias graves. Sin datos confiables y análisis objetivos, se debilita la capacidad del Estado para tomar decisiones informadas y diseñar estrategias eficaces de seguridad. Además, esta postura parece desviar la responsabilidad de los actores políticos, trasladando la culpa a los ciudadanos o a los medios por divulgar los hechos.

La seguridad pública requiere ser abordada de manera profesional, con objetivos claros y métricas que permitan evaluar el impacto de las políticas implementadas. Ignorar los datos objetivos bajo el pretexto de que “todo es interpretable” no solo desacredita los esfuerzos de análisis y planificación, sino que también abre la puerta a la arbitrariedad y al descrédito institucional.

Un Debate Necesario

El enfoque planteado por Alonso no es nuevo y se alinea con corrientes que priorizan percepciones subjetivas sobre la realidad verificable. Desde el desarme ciudadano hasta la relativización de fenómenos sociales, estas perspectivas desdibujan los límites entre lo que es comprobable y lo que es interpretable. En el caso específico de la seguridad, esto podría traducirse en políticas poco eficaces y un aumento de la desconfianza ciudadana hacia las instituciones responsables.

La seguridad en Buenos Aires, y en Argentina en general, demanda un tratamiento serio y profesional que deje de lado el "chamanismo" de las interpretaciones subjetivas y apueste por un enfoque basado en datos, análisis y responsabilidad. Solo así se podrá garantizar la confianza pública y avanzar hacia un modelo verdaderamente efectivo en la protección de los ciudadanos.

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