En un discurso cargado de referencias a destacados economistas de la Escuela Austriaca, Javier Milei expuso un conjunto de principios básicos que, según su perspectiva, podrían transformar positivamente la economía de cualquier nación. Inspirándose en frases de Mises, Virgilio y Hayek, el economista y político planteó un enfoque basado en la disciplina fiscal, la restricción del gasto estatal y la defensa de las libertades individuales.
Milei sostiene que, al igual que el economista Wilhelm Röpke demostró en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, los milagros económicos son posibles si se implementan políticas basadas en ciertas "verdades elementales". Estas son las ideas centrales que destacó:
Disciplina fiscal: Para Milei, el Estado, independientemente de su tamaño, no debe gastar más de lo que recauda mediante impuestos. Este principio busca evitar déficits que conduzcan a un endeudamiento insostenible o a la emisión monetaria descontrolada.
Control de la inflación: Describió la inflación como "destructiva para una economía" y aseguró que su causa principal es la emisión monetaria excesiva. En este sentido, propuso que la solución definitiva radica en dejar de emitir dinero. Incluso planteó que el dinero debería volver a ser privado, siguiendo las ideas de Friedrich Hayek.
Un Estado limitado: Milei aboga por reducir el tamaño del Estado al mínimo posible, con el objetivo de maximizar la libertad de los individuos. Según él, una sociedad más libre es más próspera.
Defensa de principios fundamentales: Recalcó la importancia de defender la vida, la libertad y la propiedad privada como pilares indispensables para el desarrollo económico y social.
El economista expresó su confianza en que, si las naciones occidentales adoptan este conjunto de ideas esenciales, podrían construir un futuro más próspero y estable que el presente. Además, hizo un llamado a enfrentar los problemas estructurales con firmeza, recordando una frase de Virgilio, citada también por Ludwig von Mises: "No hay que ceder frente al mal, hay que combatirlo con más fuerza".
Estas propuestas, en su esencia, reflejan un modelo económico liberal clásico, orientado a restringir la intervención estatal, fomentar la responsabilidad fiscal y priorizar las libertades individuales como motor de progreso económico.
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