En un episodio que tuvo lugar en la Alcaidía de la Policía Federal, ubicada en la intersección de la calle Madariaga y General Paz, en Villa Lugano, se registró un intento de motín protagonizado por un grupo de detenidos en reclamo de presuntos maltratos por parte de las autoridades del centro de detención. La situación, que se desarrolló la noche del lunes pasado, culminó con la rápida intervención de la Policía Federal Argentina (PFA) y la posterior resolución de la crisis.
La Alcaidía de la Policía Federal se encuentra bajo la supervisión de la Superintendencia de Investigaciones Federales, encabezada por el Comisario General Carlos Alejandro Ñamandú. La PFA, en su conjunto, está dirigida por el Comisario General Juan Carlos Hernández, quien ocupa el cargo de Jefe de la fuerza, y el Comisario General Osvaldo Rubén Mato, en calidad de Subjefe. Es importante destacar que la Policía Federal se enmarca en el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Aníbal Fernández.
En el transcurso de los disturbios, los detenidos grabaron un video que se viralizó en las redes sociales. Uno de los involucrados, cuyo rostro estaba completamente cubierto, excepto por los ojos, reveló que tenían a dos oficiales de la PFA como rehenes y que estaban negociando con las autoridades para poner fin a la protesta.
El individuo que filmó el video fue identificado como Ezequiel Guazzora, un periodista detenido por acusaciones de abuso sexual y corrupción de una menor. Guazzora fue arrestado el sábado anterior por la PFA en Merlo, después de permanecer 67 días prófugo. Actualmente, se encuentra alojado en una celda común en Madariaga, junto a otros acusados, y se negó a declarar en su caso en el Juzgado N°54.
El video fue difundido en la red social X por el abogado Adrián Albor, quien había intentado representar a Guazzora durante su período de fuga pero fue rechazado por la Cámara Criminal y Correccional.
La investigación sobre el motín quedó a cargo del Juzgado Federal N° 9, bajo la subrogación de la jueza María Eugenia Capuchetti. Según el informe, siete delincuentes tomaron a dos oficiales como rehenes, a quienes les entregaban las raciones de comida.
Las autoridades de la Alcaidía, en un esfuerzo por mantener la calma, facilitaron un teléfono a los familiares de los manifestantes para que pudieran comunicarse con sus seres queridos y confirmar su bienestar.
Uno de los reclamos de los amotinados era la presencia de la prensa y del juez José Villafañe, titular del Juzgado de Ejecución Penal N° 2 de La Plata. Sin embargo, unas horas después de que comenzara el motín, los delincuentes llegaron a un acuerdo con las autoridades del centro de detención, lo que permitió controlar la situación sin necesidad de la intervención del grupo especial GEOF.
Cabe destacar que la misma Alcaidía albergó al médico Aníbal Lotocki la semana pasada. Lotocki enfrenta cargos por homicidio simple de Rodolfo Cristian Zárate y se entregó a la Justicia cuando llegó por sus propios medios a una dependencia de la Policía Federal de la ciudad de La Plata.
En relación a la situación de Ezequiel Guazzora, las autoridades estiman que permanecerá en Madariaga hasta que se le asigne un cupo en una cárcel del Servicio Penitenciario Federal.
Pocos antecedentes
En diciembre de 2021, se produjo una fuga de dos reclusos de una sede estratégica de la Policía Federal, específicamente en la Superintendencia de Investigaciones Federales, bajo la dirección del entonces Superintendente, el Comisario General Carlos Alejandro Ñamandú. Este incidente sacudió la seguridad del establecimiento, ya que ambos fugitivos, Julián Ferrando y Jorge Cóceres, lograron escapar a través de un conducto de ventilación.
Julián Ferrando, detenido desde el 17 de julio y a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8, compartía su alojamiento en una celda colectiva con Jorge Cóceres, quien había estado bajo custodia desde el 1° de julio, a disposición del TOC 3. Ambos individuos enfrentaban cargos relacionados con robos, y la posibilidad de una fuga masiva no podía descartarse dada la disposición de su detención.
Es relevante destacar que la Superintendencia de Investigaciones Federales bien es conocida por ser una instalación altamente segura, sin antecedentes relevantes previos de fugas. La fuga de estos dos reclusos generó preocupación en las autoridades pertinentes.
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