El lanzamiento del Programa Integral de Ciudades Seguras, encabezado por figuras políticas de renombre como Sergio Massa, Gabriel Katopodis y Aníbal Fernández, parece ser una iniciativa ambiciosa destinada a fortalecer la seguridad en ciudades de Argentina. Sin embargo, un análisis más detenido revela una serie de problemas comunes en las obras públicas, licitaciones y gastos desmedidos, así como el uso de la seguridad como un mecanismo para generar procesos licitatorios con bajos o nulos controles, cuando no son simulaciones de licitaciones.
En primer lugar, la inversión propuesta para este programa, $39.700 millones, es sustancial y plantea preocupaciones sobre la eficiencia y la transparencia en el gasto de fondos públicos. La falta de fiscalización adecuada en proyectos de este tipo ha llevado a desviaciones presupuestarias significativas en el pasado, lo que socava la confianza pública en la gestión de los recursos.
En segundo lugar, el programa se presenta como una solución integral a los problemas de seguridad en las ciudades. Sin embargo, el anuncio no aborda cuestiones esenciales, como la falta de capacitación de las fuerzas de seguridad, la necesidad de reformas en el sistema judicial y la creación de políticas públicas efectivas para abordar la raíz de los problemas de seguridad. En lugar de abordar estos problemas, parece centrarse en la adquisición de tecnología de seguridad avanzada.
Además, la construcción de 50 Centros Inteligentes de Monitoreo, con un costo aparentemente excesivo, plantea preguntas sobre la selección de contratistas y la transparencia en los procesos de licitación. En Argentina, los procesos de licitación han estado marcados por la falta de competencia real y la influencia política en la selección de contratistas. Esto a menudo ha resultado en proyectos caros y deficientes.
El anuncio también destaca la interconexión de estos centros mediante corredores escolares seguros equipados con cámaras de alta definición y sistemas de alerta temprana. Aunque estos enfoques pueden ser efectivos en la mejora de la seguridad, no deben utilizarse como soluciones aisladas sin una estrategia integral que incluya medidas preventivas y sociales.
Un aspecto crítico que se debe abordar es la dependencia política de proyectos como este. El uso del presupuesto nacional para cuestiones locales a menudo crea una dependencia política, donde los recursos se distribuyen en función de afiliaciones políticas en lugar de criterios técnicos o necesidades reales. Esto socava la eficacia de la gestión pública y fomenta la corrupción.
El Programa Integral de Ciudades Seguras plantea una serie de preocupaciones comunes en la gestión de obras públicas y el gasto de fondos públicos. La inversión es significativa, pero la falta de claridad en los procesos de licitación y la falta de abordaje de problemas fundamentales de seguridad y justicia plantean dudas sobre la eficacia de esta iniciativa. Además, la dependencia política en la asignación de recursos y proyectos a nivel local es un problema estructural que debe abordarse para garantizar una gestión más eficiente y transparente de los fondos públicos.
miércoles, 25 de octubre de 2023
Más de lo Mismo en Obras Públicas: Programa Integral de Ciudades Seguras
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Entradas populares
-
Diversas demandas judiciales están derivando en acciones por parte de la justicia del fuero contencioso administrativo federal en el giro a...
-
El 7 de agosto, Jorge Taranto , un ciudadano que ha expresado el cuestionable manejo judicial de su denuncia, presentó una acusación penal c...
-
En un esfuerzo por abordar posibles irregularidades en la gestión de los Registros del Automotor a nivel nacional, el Ministerio de Justici...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario