"Hace 47 años, la sociedad se sacudió con un horrendo atentado. Un grupo de terroristas asesinó en plena calle de San Miguel de Tucumán a un oficial del Ejército y una de sus hijas frente a su esposa. El hecho fue uno de los detonantes del Operativo Independencia
Era la rutina de los domingos, aún ese 1 de diciembre de 1974, de mucho calor en San Miguel de Tucumán. Desayuno en familia, asistir a misa y al mediodía almorzar en la casa de los abuelos, en Ayacucho 233, a cinco cuadras de la histórica Casa de Tucumán. Hacia allí fueron en un Ami 8 el capitán Humberto Antonio Viola, su esposa María Cristina Picón, embarazada de cinco meses de su hija Luciana, y sus pequeñas hijas María Cristina, de 3 y María Fernanda, de 5.
Viola había nacido el 15 de febrero de 1943 en Tucumán y estaba destinado en el Destacamento de Inteligencia de esa provincia. Los terroristas lo tenían marcado. Ante el clima de violencia que se vivía, una semana antes trató de tranquilizar a su esposa: “Todos corremos peligro. Esto es una guerra, pero no te preocupes, con las familias no se meten”, decía.
Para llevar a cabo su cometido, los terroristas se habían propuesto conseguir una casa para cinco personas, y como demoraron en ubicar una, cuando les mandaron las armas debieron esconderlas de apuro en una pensión donde se alojaba un guerrillero. Al frente del grupo estaba el santiagueño Hugo Irurzun, conocido como “el capitán Santiago”. Lo secundaban Francisco Antonio Carrizo, José Martín Paz, Rubén Jesús Emperador, Fermín Ángel Nuñez, Miguel Norberto Vivanco y el sueco-chileno Svante Grände.
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La justicia condenó por los homicidios del capitán Viola y de María Cristina, y de la tentativa de homicidio contra María Fernanda a reclusión perpetua a Paz, Emperador, Nuñez y Vivanco en 1976 y a Carrizo en 1982.
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Las familias de Francisco Carrizo, Rubén Emperador, Fermín Núñez y José Paz cobraron las respectivas indemnizaciones, acorde a la ley 24.043, que contemplaba beneficios a las personas que hayan estado a disposición del Poder Ejecutivo durante la vigencia del estado de sitio o que, siendo civiles, hubiesen sufrido detención en virtud de actos emanados de tribunales militares.
En junio de este año, María Cristina falleció de un ataque fulminante al corazón. Tenía 73 años. Hacía poco tiempo que también había muerto el marido de su hija María Fernanda. Murió habiendo perdonado a los asesinos de su esposo y de su hija, pero también dejó este mundo esperando una justicia que nunca llegó. "
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