miércoles, 15 de diciembre de 2021

¿Cómo resolver el problema Zaffaroni? Dejar de financiar la CIDH sería un comienzo (Victoria Villarruel)

"El Estado argentino debería analizar la restricción de aportes voluntarios a un sistema que hoy parece haber abandonado la imparcialidad en nombre de la militancia

El pasado 18 de enero, en una entrevista radial, Eugenio Zaffaroni hizo las siguientes declaraciones: "No va a depender de nada político ni de lo que diga cualquier partido político. Yo quisiera que se fueran lo antes posible, para que hagan menos daño, pero eso es un deseo personal. Lo decisivo va a ser la crisis del programa económico inviable. Por otra cosa, no se van a ir".

La profunda controversia suscitada por estas palabras proviene no solamente del extremo papel público del actual juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sino de su espíritu antidemocrático. Porque el respeto al disenso es una de las bases del sistema democrático, pero más aún lo es el respeto de las decisiones del pueblo plasmadas con el voto en elecciones abiertas, libres y transparentes.

Ser juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos implica aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos, más conocida como Pacto de San José de Costa Rica, y entenderla como un instrumento para la protección de los derechos humanos, los cuales se logran desarrollar desde el sistema democrático que los garantiza y protege. Por ello, un juez de la Corte Interamericana que aventura opiniones que no respetan la voluntad popular ni la duración de los mandatos democráticamente elegidos incumple y violenta la función para la cual fue propuesto por su propio Estado y elegido por el voto en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.

El doctor Eugenio Zaffaroni conoce perfectamente estas cuestiones, dado que desde hace décadas ejerce como juez en gobiernos democráticos y de facto, de los que tal vez haya conservado algunos resabios que inspiran las presentes declaraciones.

Varios años después de haber jurado como juez por los estatutos del proceso de reorganización nacional, Zaffaroni alcanzó el máximo honor que puede obtener un abogado en nuestro país al ser propuesto para ocupar un sitial en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Para esa función se requieren imprescindiblemente mesura, imparcialidad, independencia, ética y probidad moral, requisitos igualmente necesarios para ocupar uno de los cargos de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todas condiciones que Zaffaroni parecería resuelto a violentar desde hace años."

Infobae

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entradas populares