"Culto a la personalidad, dinastía familiar, presos políticos y elecciones simuladas son algunos indicios que opositores y analistas consideran alarmantes
Venido de la Guerra Fría, y prácticamente recluido en su casa durante los últimos 15 años, Daniel Ortega no conoce personalmente al dictador norcoreano Kim Jong-un, ni a su antecesor y padre, Kim Jong-il, pero en reiteradas ocasiones ha mostrado su simpatía por la dinastía de los Kim. Tras su regreso al poder en 2007, Ortega reanudó las relaciones diplomáticas con Corea del Norte y en enero de 2017, el número tres en la jerarquía norcoreana, Choe Ryong Hae, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Estatales, asistió a la última toma de posesión de Ortega.
Ortega y su esposa, Rosario Murillo, sí conocieron al patriarca de la dinastía, Kim Il-sung. “Al saludar al hermano pueblo coreano, evocamos la memoria del gran líder, camarada Kim Il-sung, a quien tuvimos el privilegio y el honor de conocer, y visitar, en Pionyang (capital de Corea del Norte), en dos visitas históricas, la primera, en la semana del 21 de marzo de 1983, en nuestro año de “lucha por la paz y la soberanía”. Y luego, en septiembre de 1986″, expresó Murillo en septiembre del año pasado, en los 72 años de la dinastía Kim.
Sin embargo, no son las relaciones y simpatías entre ambas dictaduras las que preocupan a opositores nicaragüenses y analistas políticos, sino los inquietantes síntomas que está mostrado el régimen nicaragüense en la construcción de un estado similar al de Corea del Norte."
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