lunes, 2 de mayo de 2022

La guerra de Ucrania terminó con la política del “soft power”

" Un enfoque práctico indica que la posibilidad de una guerra atómica debería descartarse. Sin embargo, los estados totalitarios han mostrado a través de la historia cierta tendencia a su autodestrucción y esta es una variable que genera latente preocupación en los centros de poder mundial

En las primeras dos décadas del siglo XXI se han presentado diversos conflictos con entidades para-estatales violentas; la irrupción más gravosa ha sido el terrorismo islamista que golpeó docenas de países en distintos puntos del globo. Estas acciones dieron lugar a la profundización de una confrontación geopolítica entre estados-nación reconocidos por la comunidad internacional y entidades para-estatales conocidas como organizaciones terroristas.

Desde el 11 de septiembre de 2001, una línea histórica de tiempo muestra con claridad el crecimiento de la endemia que la violencia terrorista y sus perversas modalidades trajo consigo. Tal estado de cosas trazó un vector de conflictos profundizados, no todos ellos respondidos en tiempo y forma por Occidente. Sin embargo, la invasión de Ucrania es la fotografía descriptiva y el ejemplo mejor acabado del primer conflicto entre estados reconocidos por la comunidad internacional con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial cuando Europa se había alejado de la idea de la guerra a gran escala en la creencia -errónea- que ella había quedado sepultada en mayo de 1945, con el final de la era criminal del Tercer Reich de Adolfo Hitler. No obstante, las operaciones militares lanzadas por el Kremlin a finales de febrero fueron el brutal recordatorio para Europa y el mundo de que la violencia no estaba excluida del viejo continente en materia de conflictos geopolíticos y geoeconómicos. "

Infobae

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