El Sistema Argentino de Derechos de Autor y Conexos (SADAIC) ha sido objeto de críticas crecientes debido a sus prácticas monopólicas y la falta de transparencia en la gestión de los derechos de propiedad intelectual. Este organismo, que opera con exclusividad en la representación de los derechos de autor en Argentina, ha sido señalado por usuarios de redes sociales, como @BurgerFcts (Leno), por abusar de su posición privilegiada para perjudicar tanto a los músicos como a las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
Un Monopolio que No Beneficia a los Artistas
SADAIC, creado durante la dictadura, actúa como un ente privado con derechos exclusivos sobre la recaudación y distribución de los derechos de autor en el país. Según Leno, un usuario activo en la red social X, los artistas independientes no tienen la opción de elegir si desean ser representados por SADAIC. Este organismo cobra en su nombre y establece reglas estrictas para la recaudación, obligando a los músicos a pagar derechos incluso por interpretar sus propias canciones en pequeños eventos.
El funcionamiento básico de SADAIC parece justo en principio: recauda dinero cuando las canciones son transmitidas en televisión o radio y luego lo distribuye a los artistas correspondientes. Sin embargo, dos tercios de sus ingresos provienen de prácticas cuestionables, como cobrar tarifas a salones de eventos, hoteles, restaurantes, e incluso kioscos, por simplemente tener una televisión o pasar música.
La Falta de Transparencia y la Desigualdad en la Distribución
Uno de los puntos más criticados es la distribución de lo que SADAIC llama "el vuelco", un fondo común que agrupa el dinero recaudado de estas fuentes diversas y que no se destina a ningún artista en particular. Este fondo es distribuido únicamente entre los "socios activos" de SADAIC, un grupo selecto de músicos con al menos diez años de antigüedad y que han pasado un examen para acceder a este estatus. Músicos reconocidos en la actualidad, como Duki o Bizarrap, no cumplen con estos requisitos y, por lo tanto, no reciben ningún porcentaje de este dinero.
Además, SADAIC no proporciona información clara sobre cómo se reparte "el vuelco", lo que ha generado sospechas sobre la equidad del proceso. Según Leno, incluso músicos prominentes desconocen los detalles de estas distribuciones, lo que pone en evidencia la falta de transparencia.
Un Sistema que Perjudica a las PYMES y a los Consumidores
El impacto económico de SADAIC en las PYMES es significativo. Los costos que impone el organismo a establecimientos pequeños, como bares y restaurantes, pueden representar entre el 30% y el 50% de sus ganancias, lo que resulta insostenible para muchos empresarios. Esta situación se ve agravada por la práctica de negociaciones informales en las que se imponen tarifas arbitrarias bajo amenaza de acciones legales si no se aceptan.
Leno destaca que este sistema resulta en una transferencia de riqueza de las PYMES y los consumidores finales hacia un pequeño grupo de músicos retirados que ya no son relevantes en la escena musical actual. En lugar de proteger a los verdaderos creadores de contenido, SADAIC parece favorecer a una élite que no necesita estos ingresos adicionales para subsistir.
La Necesidad de una Reforma en la Gestión de los Derechos de Autor
La reciente decisión del gobierno de modificar la regulación que permitía estos abusos ha sido bien recibida por muchos sectores, aunque no por SADAIC y sus socios activos. Esta medida busca reducir la carga económica sobre las PYMES y mejorar la justicia en la distribución de los derechos de autor. Sin embargo, como señala Leno, si realmente se quiere proteger a los músicos y sus derechos, el foco debería estar en las disqueras y las plataformas de streaming, que se quedan con la mayor parte de las ganancias generadas por la música, dejando a los artistas con una fracción mínima.
En resumen, SADAIC, bajo su actual estructura monopólica, ha demostrado ser un organismo que perpetúa la desigualdad en la industria musical y afecta negativamente a miles de pequeños negocios y consumidores en Argentina. Una reforma profunda en la gestión de los derechos de autor es necesaria para garantizar que los verdaderos creadores sean justamente compensados por su trabajo, sin perjudicar a los sectores más vulnerables de la economía.
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